Anoche tuve una de esas pesadillas que no te sueltan.
Soñaba que despertaba dentro del mismo sueño, una y otra vez, siempre en la oscuridad, con sombras negras flotando sobre mi cama. Giraban en círculos, veloces, como demonios burlones que venían a mortificarme.
Oraba con miedo. Me despertaba. Volvía a dormir.
Y el ciclo se repetía… cinco veces.
Las sombras regresaban, se desvanecían y reaparecían como jugando conmigo, alimentándose de mi terror. Hasta que, en el último sueño, logré gritarles. Las insulté. Recé.
Y por fin se fueron.
Dejé la luz prendida hasta el amanecer.
No sé cómo logré volver a dormir, pero fue una de las noches más extrañas y aterradoras que he vivido.

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